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viernes, 14 de abril de 2017

TECNOLOGÍA NAVAL ROMANA

TECNOLOGÍA NAVAL ROMANA




          "Básicamente se puede afirmar que la tradición de construcción naval romana es heredera de la de otras culturas mediterráneas tales como la fenicia, griega o cartaginesa. En muchos casos los diseños de sus buques consistió en la mejora de las naves de las mencionadas culturas, añadiéndose los avances tecnológicos que se iban descubriendo.

          Con algunas excepciones, es sabido que las naves romanas raramente sobrepasaban una eslora de cuarenta metros, dimensiones que parecen haber sido relativamente habituales en las grandes líneas de abastecimiento de la capital del Imperio.
          En la Península Ibérica existen algunos pecios destacables de los que podemos extraer algunas conclusiones. Los pecios tarraconenses de los que conocemos las dimensiones son sólo seis, de los que el menor era el de Culip IV (9,5 m. de eslora) y el mayor el Cabrera 3 (35 m. de eslora). En general, parecen dominar las naves medianas o pequeñas, con una media de 16,9 metros de eslora.
           Sin duda existieron naves mayores que comerciaban con los puertos tarraconenses, como lo testifican los hallazgos de grandes cepos de plomo, pero su importancia parece haber sido escasa dado que la inmensa mayoría de los pecios conocidos parecen corresponder a embarcaciones menores.
          Entre las naves con cargamento romano halladas fuera de Hispania, la media es de 19 metros. La escasa diferencia respecto a los pecios locales, permite afirmar que las naves que se dedicaban al comercio transmarítimo no eran mucho mayores que las de cabotaje.
          Las naves construidas en la Hispania Citerior podrían haber tenido también una característica técnica propia. Los tres únicos pecios romanos construidos con las tracas de aparadura completamente horizontales, están asociados a cargamentos tarraconenses. Estos, comparados con otros barcos del mismo periodo, tenían la ventaja de navegar con menor calado y mayor facilidad en aguas poco profundas, pero esta disminución de calado tenía que disminuir la estabilidad respecto a los embates laterales del viento y el oleaje, dificultando o imposibilitando la navegación del través y de bolina.

          Si a esta predisposición técnica sumamos el efecto de los aparejos de navegación antiguos, las naves tarraconenses tenían que navegar habitualmente con vientos largos, de popa o por la aleta.
          Así, aunque se ha demostrado que en época romana existían embarcaciones capaces de navegar de bolina para remontar el viento, no podemos olvidar que el uso exclusivo de las velas cuadras hacia casi imposible esta maniobra en las naves de un solo mástil. El resto de embarcaciones, de mayores dimensiones y con dos o tres palos, tuvo que tender a evitar la navegación del través o con vientos en contra por motivos de velocidad y seguridad. Todavía en el siglo pasado los derroteros advierten a los mercantes con velas cuadras para que eviten este tipo de situaciones. El mosaico de las termas de Themetra representa una nave romana navegando en estas condiciones, pero se trata de la única excepción de un vasto repertorio iconográfico.

          También resultan muy interesantes los hallazgos encontrados en las cercanías de Roma en el que fue el puerto de la ciudad Portus Claudius a partir de 1957. Los buques exhibidos actualmente en el museo de las naves romanas salieron a luz durante la construcción “L. del aeropuerto internacional de Da Vinci” de Fiumicino. Las ruinas fueron encontradas en el linde del muelle derecho del puerto de Claudio en un área marginal del muelle que era particularmente susceptible al abandono.
          Podemos presumir que en épocas antiguas debe haber habido un “cementerio o varadero” donde las naves demasiado viejas, y en condiciones demasiado pobres de servicio, fueron abandonadas.




          La excepcional colección de restos preservados en el museo de Fiumicino no sólo enriquece nuestro conocimiento de la variada tecnología naval utilizada en el período imperial, si no que también permite que admiremos las metodologías de la construcción empleadas por los astilleros antiguos. La secuencia antigua de la construcción naval era totalmente diferente del proceso actual considerado en la región mediterránea, que consiste en la construcción de un esqueleto interno (marcos) a lo largo de una quilla, que se cubre posteriormente con una superficie de tablas de madera. Durante la época de Greco-Romana, en lugar de esto, la estructura externa de tablones era construida directamente después de poner la quilla. El esqueleto interno fue insertado más adelante, como función de ayuda interna a la construcción. La carpintería entre el tablaje consistió en las espigas, lengüetas finas de madera dura, insertadas en los surcos, cortados dentro del grueso del tablón.
          Las espigas eran entonces trabadas con los clavos o las cabillas. De esta manera, el tablaje autosuficiente podía mantener la forma deseada y adquirió una solidez excepcional.

           Entre las características más significativas dignas de mención, además del uso masivo de los clavos del hierro para unir el tablaje con el marco esquelético, destacamos el uso de pernos de ensamblar en varias maderas del fondo del buque a la quilla, y la separación considerable entre las espigas, o aún la ausencia real de cualquier carpintería del tablón en todos. Las características de la forma y de la construcción reflejan las funciones diversas de las naves, el perfil angular y elegante de los cascos lo hizo conveniente para la navegación costera de pequeño y de mediano alcance en el mar, dado sus dimensiones modestas (cerca de 15 m. de longitud). El paso del mástil para asentarlo en la quilla demuestra que los barcos habían sido dotados con una sola vela cuadrada. Una bomba para quitar el agua de la sentina está situada en un zócalo dentro de las muletas que flanquean el paso del mástil. Los servicios internos del tablaje para consolidar la estructura longitudinalmente y para proteger el casco contra la carga, integrado típicamente por ánforas de terracota. Otro hallazgo único de su clase para el período romano del segundo siglo d.C., es un barco de pesca pequeño que ofrece un compartimiento central dentro de el cual almacenar y mantener las capturas recientemente pescadas vivas, con agua de mar, cosa que se podría hacer inundando la cavidad a través de los agujeros tapados a lo largo del tablaje inferior del casco. Otro tipo de embarcaciones fueron utilizadas para el transporte por el río. Debieron haber sido remolcados por animales a lo largo de la orilla derecha del río según un sistema de la propulsión conocido como “seguida”, que aún funcionaba a lo largo del río de Tiber en el siglo XIX. Su forma original puede ser apreciada examinando las numerosas representaciones en mosaicos, bajorrelieves y frescos existentes."

Historia Económica y Técnica del Mundo Antiguo.
Profesora Dña. Carmen Alfaro Giner.
Vicente Peris Boscá
Facultad de Geografía e Historia.
Universidad de Valencia.
Valencia Enero de 2007.




martes, 4 de abril de 2017

LAS NAVES DE HATSHEPTSUT

Las naves de Hatshepsut





          "Los barcos de la expedición de la reina Hatshepsut al país de Punt median entre 25 y 30 mts. de eslora, y sus líneas eran ya decididamente marineras. De hecho, los expertos ven en aquellos cascos una clara influencia de los diseños minoicos y fenicios; estaban construidos de madera de cedro del Líbano, por lo que tenían la tablazones más largas que las de acacia y sicomoro, usuales en las naves antiguas. Sin embargo, seguían sin quilla ni cuadernas y, por consiguiente llevaban el tradicional tortor desarrollado en la época del faraón Sahure. Los egipcios eran conocedores de la quilla, puesto que como hemos visto anteriormente tenían contacto con los fenicios y minoicos, y estos sabemos que si la utilizaban a la hora de construir sus naves, una explicación a la falta de quilla pudiera ser la imposibilidad de hacer puertos y embarcaderos debido a las crecidas del Nilo y así poder acercarse a la orilla más fácilmente, fondear mejor y evitar encallar, por otro lado si observamos detenidamente las extremidades (proa y popa) de dichas embarcaciones vemos que se elevan abandonando la superficie del agua, para poder adentrarse en la orilla.  En cambio, presentaban dieciséis baos, una auténtica novedad, cuyas cabezas asomaban por los costados del casco. Esta característica se repitió a partir de entonces en la mayoría de los barcos construidos en el Mediterráneo hasta el siglo XV.


           Disponían de técnicas de gobierno para afrontar la navegación de altura; su propulsión era mixta, a remo y a vela, con 15 remos por banda y una vela más baja y más ancha que las anteriores, lo que permitía mantenerla largada con viento más fuerte. En el aparejo se introduce por primera vez una botavara, a modo de verga baja que también se regulaba con un sistema de brazas. El palo era de una sola pieza, obtenido de un tronco de cedro; se colocaba en el centro de la nave sostenido por dos estayes de proa y un contraestay. Al estar situado en el centro y no a proa, permitía bracear la verga hasta navegar con viento de través sin que el barco cayera a sotavento; esto era impensable en los barcos anteriores, que estaban obligados a navegar a vela sólo con vientos portantes. Para el timoneo iban guarnidos con espadillas, una en cada aleta y a ambos lados de un alcázar que, si bien era incipiente, estaba algo más desarrollado que en las naves de Sahure. Este sistema de gobierno se mantuvo hasta la Edad Media, cuando apareció el timón articulado al codaste."


"Características:
Eslora total: de 25 a 30 metros
Eslora de flotación: 17 metros
Manga: 17 metros

Calado: 1,25 metros"


Bibliografía
SANTÍSIMA TRINIDAD
HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN
Ediciones Altaya, S.A.

domingo, 2 de abril de 2017

LA EXPANSIÓN FENICIA

MÁS ALLÁ DEL MEDITERRÁNEO

     "La expansión marítima de los fenicios comenzó después de que estos se independizaran de la dominación egipcia, iniciada bajo el reinado del faraón Tutmosis III, hacia 1480 a. C., finalizando antes del reinado de Ramsés III, 1184 a.C., quien pese a derrotar a los Pueblos del Mar, no pudo recuperar su hegemonía en la zona.
Tiro lideró, junto con Sidón la gran expansión marítima hacia el oeste. Pese a contar con excelentes naves de guerra, los fenicios se dedicaban principalmente al comercio; por ello, su estrategia era utilizar siempre la diplomacia antes que la fuerza militar. Esta política de expansión fue la gran impulsora de sus expediciones
          Hacia 1100 a. C., traspasaron las columnas de Hércules y fundaron la ciudad de Gades (Cádiz). La colonia se estableció en lo que antes era una gran isla frente a la costa (el actual istmo es posterior). En el Atlántico también fundaron Lixus, en la zona del actual Marruecos. En el Mediterráneo fundaron Útica, al norte de Túnez y hacia 814 a. C., al sur de Útica fundaron Kar-Hadast (Cartago) que pronto se convirtió en la más importante de las colonias, organizando por su cuenta nuevas expediciones hacia el Mediterráneo occidental fundando colonias como Cartago Nova (Cartagena).

          Los fenicios fueron los primeros en lanzarse abiertamente a la navegación de altura, es decir, adentrase en el mar y perder todo contacto visual con la costa. Esto fue posible por su conocimiento de que la estrella polar señala el norte y de que el sol en su cenit señala el sur. También conocían a fondo la posición de las estrellas, lo que les permitía navegar de noche. Los pilotos fenicios anotaban sus observaciones sobre la orografía de la costa, que acompañaban con su apreciación de vientos y corrientes, conocimientos que más tarde fueron aprovechados por los griegos.
           Muchos gobernantes de otros estados emplearon en sus flotas a constructores y marinos fenicios para mejorar su calidad y rendimiento, quienes primero lo hicieron fueron los faraones egipcios, pero la colaboración más estrecha conocida de los fenicios fue con los hebreos, el rey judío Salomón y el rey fenicio Hiram, de Tiro, ambos organizaron expediciones marítimas conjuntas a Ofir en la costa del océano Índico con fines comerciales, obteniendo cuantiosas ganancias, lo que permitió la fastuosidad de la corte del rey Salomón. Otro monarca que aprovecho las habilidades marineras de los fenicios, fue el faraón Necao, quien en 611 a. C. financió la travesía del misterioso mar de Septentrión, que se convirtió en la circunnavegación de África. Necao encargó a los fenicios la exploración de nuevas vías de comunicación entre el mar Mediterráneo y el mar Rojo. Al parecer, según Herodoto, los expedicionarios embarcaron semillas de cereales que fueron sembrando en invierno en los parajes costeros donde recalaban  y que creían más adecuados, allí se asentaban hasta la época de la cosecha, en primavera, y navegaban durante el verano y el otoño. Este ciclo duró tres años y el recorrido iba desde el golfo de Suez hasta el delta del Nilo, pasando por el estrecho de Gibraltar.
          Herodoto  no dudó de esta historia, aunque cuestionó que las observaciones de navegación relatadas por los marinos, el sol siempre estuviera al norte en la zona sur del continente africano; era lógico que así fuera, pero a Herodoto le parecían anotaciones erróneas debido al concepto geocéntrico que entonces se tenía del universo, también escribió datos sobre los vientos y algunos problemas de navegación; estos datos mueven a pensar a la mayoría de los historiadores modernos  que el relato de esta expedición es absolutamente cierto.
             La política de ampliar las perspectivas comerciales para la obtención de metales, fue la que motivó el segundo viaje de los fenicios más allá del Mediterráneo, alrededor de 450ª. C. Hamilcón, un experto navegante cartaginés, organizó una expedición que fue mucho más allá de las torres de Hércules: remontó las costas de la península ibérica, dobló el cabo Finisterre a arrumbó directamente hacia Bretaña, a través del golfo de Vizcaya, los expedicionarios exploraron Gran Bretaña e Irlanda y guardaron celosamente la información durante muchos años, hasta que llegó a conocimiento de los griegos. Algunos historiadores sostienen que las leyendas de monstruos marinos que supuestamente habitaban más allá de las torres de Hércules fueron fomentadas por los fenicios para disuadir a los navegantes griegos y evitar su competencia."
Bibliografía
SANTÍSIMA TRINIDAD
HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN
Ediciones Altaya, S.A.

LAS BIRREMES FENICIAS

BIRREMES FENICIAS



           "El pueblo fenicio fue pionero en desarrollar barcos para el combate, los cuales podríamos decir que fueron el germen de las galeras, aquello significó la construcción del primer tipo de barco diseñado para las batallas navales, si exceptuamos aquellas galeras egipcias que el faraón Ramsés III utilizó para repeler el ataque de los pueblos del mar. Es probable que las primeras unidades se botaran hacia 800 a.C., pues de esa fechan datan las más antiguas representaciones de estas naves en bajorrelieves asirios.

          Construyeron cascos muy ligeros y alargados, que les permitía aumentar la velocidad de ataque, cuya eslora medía cinco veces la manga, aunque se especula que llegaron a construirse cascos extremadamente alargados; se cree que llegaron a alcanzar una eslora de hasta ocho veces la manga, esta proporción no se volvió a utilizar hasta las galeras del Renacimiento. Se conocen como birremes, nombre dado por los griegos,  debido a los dos órdenes de 12 remos cada uno, que se alineaban por banda, de este modo, cada nave disponía de 48 remeros, principalmente esclavos. Esta costumbre de utilizar esclavos prevaleció en los siglos posteriores, en las naves de la época griega y romana. Las birremes arbolaban un palo situado en el centro de la nave en el que se aparejaba una vela cuadrada, la cual proporcionaba  el suficiente empuje para prescindir totalmente de los remos con vientos portantes.

           En estas galeras aparece por primera vez el espolón de proa, concebido de forma aguda para embestir a las naves enemigas; probablemente, este apéndice empezó siendo de madera y acabó forrado de bronce, cuando se comprobó la eficacia de un ataque más sólido convirtiéndose en un arma en sí mismo . También aparece por primera vez un corredor central concebido para guarecer a los soldados, muchos de ellos arqueros, que se protegían con las robustas empavesadas laterales. Con el perfeccionamiento de la birreme, los fenicios iniciaron, paradójicamente, su decadencia naval y comercial, y se inició el crecimiento y la hegemonía naval griega, cuyas naves de combate se construyeron inspirándose directamente en las fenicias."

"Características:
Eslora: 23 metros
Eslora de flotación: 19,5 metros
Manga: 4 metros
Calado: 0,80 metros"  
Bibliografía
SANTÍSIMA TRINIDAD
HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN
Ediciones Altaya, S.A.