lunes, 6 de marzo de 2017

¿Por qué CIUDAD REAL?


Desconocemos el estado demográfico y la actividad que pudiera tener ALARCOS por los años veinte y treinta del siglo XIII, sin embargo podemos intuir la importancia estratégica que pudiera suscitar a la corona de Castilla debido al  interés que mostró su rey Alfonso VIII ya que determinó hacia 1194 reforzar la villa con murallas y quedando al mismo tiempo protegida por el castillo. Tras el desastre de la batalla de Alarcos y su posterior recuperación al ser reconquistada en la batalla de las Navas de Tolosa por el propio rey Alfonsa VIII, la reconstrucción de la villa de Alarcos tropieza con varias dificultades, la muerte del rey, los territorios de su reducido alfoz estaban en manos de nobles y señores, los intereses de la Orden de Calatrava.
Durante el reinado de Fernando III se llevan a cabo esfuerzos para la repoblación de Alarcos; empeño que siguió su hijo Alfonso X El Sabio sin duda por el valor estratégico.
Sin embargo, al mismo tiempo que se intentaba repoblar Alarcos también se iban repoblando otros lugares dentro y fuera de su término.
“Santa María de Alarcos”. Jorge Sánchez Lillo

El origen de la Puebla de Pozuelo se debe a la decadencia de la ciudad de Alarcos. Fuerte impulso recibió esta aldea, llamada entonces Pozuelo Seco, por parte de Fernando III el Santo, de su esposa y de su madre la reina Doña Berenguela. A dichos personajes, según las crónicas, es atribuida la ampliación de la ermita de Santa María (hoy catedral). El encuentro o “vistas” de los personajes citados anteriormente en el año 1245 se vieron prolongadas durante varias semanas, lo cual daría lugar a la diaria visita a dicha ermita.
“Ciudad real siete siglos a través de sus calles y plazas”. José Golderos Vicario  




Se  deduce por el hecho histórico acaecido en (1242 según Juan de Mairena) o en (1244 según Modesto Lafuente) cuando después de batallar con los musulmanes en tierras de Jaén volvió, con su ejército salvo, a Córdoba, “D. Femando III El Rey, venido el invierno, se fue al Pozuelo do su madre Doña Berenguela era llegada con deseo de velle y comunicalle algunas puridades por ser ya de muchos años y estar en lo postrero de su edad, expuso doña Berenguela, cuán grave y pesada carga era ya el gobierno de tan vasto reino para una mujer agobiada con el peso de los años, concluyendo con suplicar a su hijo la permitiese retirarse ya a un claustro o a otro lugar tranquilo para prepararse a una muerte quieta y sosegada. Detuvose con ella y por su causa en aquel lugar, quarenta y cinco días. Estos pasados, Dona Berenguela se volvió á Toledo, el Rey á Andújar y la Reyna su muger que le hacía compañía, se quedó en Córdova”.
La ”Crónica de Fernando III y Alfonso X” dice que “ e salió ende luego (San Fernando que estaba en Córdoba é llego a un lugar que se dicen el Pozuelo que agora dicen Villarreal que hizo gran villa después el rey D. Alfonso, su hijo….”.Y también las “Memorias de Fernando III” recogen las vistas del Rey con su madre aquí en el Pozuelo de Don Gil :“no pudiendo evitar la resolución de la Reyna, determinó salirle al encuentro, y excusarla a lo menos mucha parte de cansancio. Con esta idea partió de Córdoba y encontrar la Reyna, como lo logró en el Pozuelo, que después se llamó Villarreal,….”. Está claramente demostrado que Fernando III y su madre doña Berenguela, se entrevistaron en Pozuelo de Don Gil.                                                                                                                              

No hay documentos que hagan referencia al estado demográfico ni tampoco de la actividad que pudo tener la humilde aldea, sin embargo, cabe suponer que fue donde se estableció la base o acuartelamiento de las tropas (Hermandad), que perseguía a los ya citados golfines y tal vez fuese una aldea de postas y descanso para viajeros por disponer de abundante agua y ser cruce de caminos y que era un lugar pacífico,
Durante las décadas de los susodichos años veinte y treinta, hacen su aparición cierto grupo de bandidos llamados los golfines, quienes llevaban a cabo correrías por todos estos y otros territorios. Para poner fin a este pillaje y violencia, Fernando III el Santo autoriza a un “rico home” de su corte llamado Don Gil para que formase un pequeño ejército y fuera en persecución de tales bandidos. Las fuerzas castellanas que iniciaron la persecución contra los golfines, se dividieron en tres cuadrillas al mando de padre e hijos: Don Gil, Miguel Turro y Pasqual Ballesteros estableciéndose en Pozuelo, Ventas con Peña Aguilera y Talavera. (Tal vez el encargo real fue la creación de una Hermandad).
“Santa María de Alarcos”. Jorge Sánchez Lillo

Pozuelo Seco empezó poco después a llamarse Pozuelo de Don Gil, cuyo nombre tomó de un rico caballero castellano, vecino de Alarcos, debe desecharse la idea de que el tal Don Gil fuera el fundador del lugar, pues nació muchos años después de la existencia de Pozuelo Seco, viviendo en Alarcos y que tras la creación de las cuadrillas encargadas de la persecución de los golfines se estableció en Pozuelo contribuyendo a su progreso mandando hacer un pozo notable entre otros proyectos.
 “Ciudad real siete siglos a través de sus calles y plazas”. José Golderos Vicario  

Los golfines fueron la causa última que desencadenaría la creación de ligas de propietarios particulares, al articularse unas asociaciones que garantizaran las explotaciones en el yermo. El término golfín designaba al bandolero que actuaba en grupo en las regiones antes mencionadas, entre los siglos XIII y XIV, aunque el fenómeno del bandolerismo endémico de este área no se erradicaría totalmente hasta bien entrado el siglo XIX, y aún después.
El nacimiento de la Hermandad de Villa Real! como la del resto de sus homónimas, posiblemente se remonte a la primera mitad del siglo XIII, debido a las especiales circunstancias que concurren en la frontera sur del Tajo durante la Reconquista. La inestabilidad de esta línea defensiva, a lo largo de todo el siglo XII, la conquista de Toledo por Alfonso IV en 1085, y la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, supusieron un fuerte empuje a la expansión castellana, cuya debilidad se evidenciaría ante la incapacidad de resistir a la presión almohade y a las continuas razzias musulmanas.
En condiciones tan extremas de supervivencia, el control sobre los asentamientos poblaciones de este límite meridional castellano fue dejado por los soberanos cristianos en manos de las Órdenes Militares.
Se confiaba su defensa a los caballeros mediante el procedimiento de donar tierras a los maestres claveros, quienes a su vez nombran a los comendadores de castillos y plazas fuertes; dichos caballeros y sus descendientes defienden a los escasos labradores, pastores y cazadores de las incursiones islámicas, obteniendo por ello ciertas rentas de los colonos.            
La organización territorial de La Mancha queda, de esta forma, en manos de las Órdenes de Santiago, San Juan y Calatrava, siendo los territorios toledanos confiados a la Mitra arzobispal y al señorío de la propia ciudad de Toledo.
Los continuos enfrentamientos bélicos y escaramuzas de la zona propiciaron la existencia de los golfines, designación que englobaba a desertores, proscritos de uno u otro bando, malhechores de todo tipo que se amparaban en el fragor de los montes de la frontera cristiano—musulmana para perpetrar sus fechorías. Sobrevivían gracias al conocimiento del terreno y las exacciones a colonos y viajeros, debido a la inexistencia de una autoridad efectiva en el despoblado. Sus correrías, en grupos numerosos, amedrentaban a los esporádicos pobladores de cabañas y aldeas, quedando a su merced colonos y haciendas.

 El pillaje a que eran sometidos colmeneros, leñadores, cazadores, pastores, pequeños labradores y trajinantes amenazaba su misma supervivencia, por lo que era imperiosa una decidida actuación que impidiese los frecuentes atropellos de estos forajidos fronterizos. La falta de garantías de que las instancias superiores, reales o señoriales pudiesen hacer frente a esta situación de indefensión determinaría la asociación espontánea de propietarios apícolas para defender al personal asalariado que hacía posible dicha explotación.
RUMEU DE ARMAS asegura que:
“El espíritu de fraternidad llegó a tales extremos que hasta los golfines, salteadores y malhechores refugiados en los Montes de Toledo, se constituyeron en cofradías y hermandades...contra ellos formó Alfonso VIII, después de la batalla de las Navas de Tolosa, hermandad o junta de vecinos honrados, para su propia defensa, y Fernando III la organizó el año 1245 en Villa Real y Talavera, puntos estratégicos contra las correrías de aquellos merodeadores, más adelante, en las Cortes de Sevilla de 1250, condenó y prohibió todas las hermandades, cofradías o ayuntamientos hechos a mengua de la tierra y del servicio real, alentando las buenas Hermandades, esto es, las consagradas a la seguridad personal de los campos y caminos..

Por lo que atañe a la asociación de Villa Real. La tradición apócrifa, recogida en un preámbulo de los Estatutos de 1792, cuajado de anacronismos e inexactitudes de todo tipo, puntualiza que en el año 1243 de la Era, estando Fernando III en Pozo Seco, tuvo noticia del robo a su comitiva en el puerto del Milagro (Toledo), camino de Andalucía.


Espoleado por este incidente, ordenó a don Gil que sus dependientes preservasen en adelante este área de los forajidos; el propio don Gil se encargaría del yermo en torno a Pozo Seco —futura Villa Real—, enviando a sus dos hijos, Pascual Ballesteros y Miguel Turro, a velar el primero los Montes de Toledo y el segundo a hacer lo propio en la Jara talaverana, pues era inexcusable el que “con algunos otros caballeros y labradores se empleasen en extinguir los citados golfines, corno ya estaban practicando”. De esta manera, se conciliaba el origen en Villa Real del Triple Instituto con el pronto respaldo regio a dichas corporaciones, lo que daba mayor prestigio ante un Consejo de Castilla que por entonces cuestionaba la posibilidad de su abolición, sin olvidar de hacer patente la primacía de la entidad manchega sobre el resto de los tribunales coaligados.
Pero esta hipótesis, basada en una tradición apócrifa de dudosa autenticidad, ya recogida en las Ordenanza de la Hermandad de Villa Real de 1435, tal vez con el larvado propósito de acallar las protestas de los pecheros ante el monopolio oligárquico de los oficios más preeminentes de la corporación, es poco verosímil. Aunque existen ciertos paralelismos toponímicos en el área de la Jara con el nombre de los magnates de Pozo Seco, parece improbable que en Toledo y Talavera se aceptase la supeditación a caballeros de cuantía forasteros de un rango tan poco elevado. Tampoco hay que menospreciar el hecho de que cualquier referencia a estos supuestos orígenes son ignorados por las Hermandades toledanas, citándose únicamente en todas ellas al famoso golfín Carchena y sus correrías por la Jara, ya en pleno siglo XIV.
Comúnmente se ha aceptado que la entidad de Villa Real seria posterior a sus homónimas de allende del Tajo basándose principalmente en dos argumentos: la unidad de toledanos y talaveranos formalizada en 1300, a la que se sumarían los manchegos dos años después; y las cartas de privilegio de 1220, ya mencionada, junto a la de 17 de junio de 1173, en la que se excusaba a los saeteros de Talavera de tributar, debido a la fidelidad mostrada ante las incursiones musulmanas. Por otro lado, el tribunal de Toledo siempre esgrimió la sobrecarta de 1220 para justificar una preponderancia jerárquica cimentada sobre la calidad de sus miembros.
MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR
PRESENTADA POR

Miguel Fernando Gómez Vozmediano
  
 Difícil es determinar cuando se le concedió a Don Gil, el privilegio de incorporar a sus posesiones, si  es que las tenía, la aldea de Pozuelo y desde cuando pasa a llamarse Pozuelo de Don Gil, todo apunta a que fue por denominación popular ya que si fue él quien costeó un pozo que abasteciera de agua una zona en la que supuestamente escaseaba, lógicamente fue un acontecimiento notable.
   Lo cierto es que pertenecía al término de Alarcos y que con la presencia de aquel “rico home” sufre su primera variación toponímica.
                                                                                                                             “Santa María de Alarcos”. Jorge Sánchez Lillo

La leyenda de los Golfines

Algunos sitúan su procedencia en tierras galas relacionándolos con los Delfines de Francia, de una derivación del apellido Holguín como explica esta vieja coplilla que dice: “Aquellos de aquellas flores / son los que llaman Holguines / que en Francia fueron mayores / pues vienen de los Delfines / de quien tomaron valores.” Otros explican que etimológicamente podía provenir de la palabra Wolf o Wulf, lobo en antiguo sajón y la última les dan unos orígenes de pillaje y robo, he aquí esa historia.
Después de la cruzada contra los moros promovida por el rey Alfonso VIII de Castilla en el año 1212 d.C., muchos guerreros del centro de Europa que les habían acompañado decidieron establecerse en la península. Algunos de estos guerreros, al carecer ya de oficio y sin medios de sustentación, aprovecharon ésta época de inseguridad originada por las disputas por la sucesión al trono, para saquear en caminos y robar ganado, sobre todo ovejas merinas, sembrando el terror por tierras entre el Tajo y Sierra Morena. A estos caballeros, diestros en armas que se hicieron inmensamente ricos y fundaron numerosas casas fuertes, se les denominaba golfines y llegaron tener su propio rey “Carchena”.
Por aquel entonces, el Concejo, principal órgano de gobierno de la villa de Cáceres, se reunía a la salida de misa matinal, en Plaza de Santa María, a las puertas de la iglesia, donde resolvía sobre todo pleitos y disputas cotidianas de la villa, y también los asuntos correspondientes al Honrado Concejo de la Mesta, organización de ganaderos muy poderosa en aquella época, que defendía a sus miembros cuando los ganados trashumantes se desplazaban por las cañadas reales, donde las dehesas de Cáceres eran de las más importantes.
En una de esas reuniones para intentar poner remedio a los continuos pillajes de ovejas merinas, se hallaba don Gómez Tello, Alcalde de Cáceres y uno de los doce Hombres Buenos que formaban el Concejo de la Villa, y dijo:
“Ante tantas actuaciones de los llamados golfines, alterando el orden en nuestros caminos, campos y montes, saqueando y robando el ganado de nuestros pastores y de los rebaños trashumantes, debemos por ello movilizarnos y perseguir dichos delitos y con la ayuda de la Hermandad de los Montes darles captura y digna justicia según costumbre antigua.” -Y así quedó dicho.-
Pero ello aquí, que cerca, escuchando todo lo que en la reunión se había expuesto, pues era pública y abierta, se hallaba espiando y tramando su próxima fechoría, uno de los capitanes de los llamados golfines, de nombre Alfón Pérez. Y al término de la sesión, siguió de cerca a don Gómez Tello, no sabemos bien con qué intención, pero ésta se vio interrumpida porque al encuentro del Alcalde salió una  joven y bella dama, y el capitán al mismo instante de verla quedó prendado de ella. Esa joven dama no era otra si no la hija de Gómez Tello, de nombre María.
El ladrón y asaltador de caminos, siguió volviendo frecuentemente a la villa, y mediante encuentros casuales fue cortejando a la hermosa doncella de grandes ojos y cabellos negros. Poco a poco el amor iba floreciendo entre el capitán de bandoleros y la hija del alcalde. Hasta que un día María se confiesa a su padre:
“Padre, es para mí una alegría darte la noticia de que estoy enamorada, mas siento tristeza por ti pues ese joven caballero lleva por nombre Alfón Pérez.”
El padre al darse cuenta de quién era, o sea un golfín, entro en cólera, y le respondió:
“Hija mía, a vos prohíbo volver a ver a es golfín, ese hombre que decís amar es un ladrón y un rufián y sólo busca tu perdición, tu deshonra.”
El respetado alcalde, no estaba dispuesto a que su dulce hija casara con personaje de tal calaña.
Pero la joven doncella que correspondía fervientemente a su amor y el capitán bandolero que le prometió que no nunca renunciaría a ella, se personó una mañana en la casa del alcalde dispuesto a pedir la mano de su amada:
“Ante vos me presento con las manos abierta y como única arma mi corazón, espero no ofenderle ni avasallarle por mi osadía, más cuando vengo de sincero y puro a pediros la mano de vuestra hija, y si no me la dierais muerto o preso he de yacer, dios mediante.”

Ante tan imprevisible suceso, Gómez Tello, como persona sensata y por amor a su hija María, aunque creyendo que el bandolero no lo cumpliría le espetó:
“Te doy mi consentimiento y bendición para que cortejes a mi hija, pero antes deberás limpiar tu nombre, reconocer a la autoridad y ennoblecer tu sangre, ganándote el respeto del rey, la nobleza y el pueblo. Cuenta para ello con mi prestigio y rango social, y cumplido esos requisitos formaras parte de mi familia a través de dichos esponsales.”
“Sean Dios y vos testigos de mi juramento,  que así lo haré, por el amor que procedo a su hija María.”- Respondió el capitán de bandoleros.-
Así gracias a la intercesión de don Gómez Tello ante el Concejo, a la política pacificadora iniciada por la Corona, que concedió el perdón a algunos Golfines a cambio del apoyo a determinados reyes o villas y sobre todo al amor de su amada; como  el rufián Alfón Pérez pasó a ser Alfón Pérez Golfín, un hombre respetado, un luchador honorable y por su valor en el campo de batalla fue dignamente recompensado con títulos y bienes.
Don Alfón Pérez Golfín, primer Golfín cacereño, y doña María Gómez Tello se desposaron en la villa de Cáceres, establecieron su residencia sobre el antiguo hogar de los Gómez Tello, hoy Palacio de los Golfines de Abajo,  y tuvieron varios hijos, dando así comienzo a uno de los linajes más ilustre de la nobleza cacereña
    Escrito por:   Jesús Sierra
Fuentes:   Antonio Bueno Flores
                 José R. García Arroyo
Mª José García Berzosa
                 Patricia Edwards Rokowski
                 Francisco Acedo

                 José M. Sánchez Benito

           Uno de los problemas que preocupaban al rey Alfonso X el sabio era precisamente las relaciones con las Ordenes Militares de Santiago, San Juan y, sobre todo, con el Maestre de Calatrava cuyos dominios eran enormes, no se podía pasar desde Toledo a Córdoba por los camino más transitables sin que forzosamente se hiciera posada en territorios de las Ordenes Militares y muy especialmente en los de Calatrava. Alfonso X El Sabio conocía la realidad y la importancia de ello y era lógico que pensara en fundar una villa independiente y fiel a la corona de Castilla. Y otorgando fueros y privilegios, hace llamar a las gentes de estas tierras y de todos sus reinos para que acudiese a repoblar Alarcos.


Hacia mediados de enero de 1254 Alfonso X

-”Otorgo e doi e franqueo a todos los cristianos pobladores que moran en Alarcos de los muros adentro…; de todo pecho, de todo pedido, salvando ende, moneda fonsadera e yantar…; esta merced les hago para que pueblen bien mi villa de Alarcos”  
-“Otorgo y doy y concedo con generosidad y libero de tributo a todos los cristianos pobladores que viven en Alarcos de los muros adentro…; de todo pacto, de todo donativo (al reino), exceptuando de esto, tributo por gasto de guerra y tránsito real…” esta gracia o dádiva les hago para que pueblen bien mi villa de Alarcos”
             Sin embargo, todo intento de poblamiento de Alarcos fue inútil; así lo reconoce el propio rey cuando otorga la Carta Puebla fundacional: (Burgos, 20 de febrero de 1255)
“Santa María de Alarcos”. Jorge Sánchez Lillo


            Cabe destacar los trabajos de Luis Rafael Villegas sobre el urbanismo medieval de Ciudad Real y sobre la Edad Media en esta ciudad; En la Historia de Ciudad Real, al contrario de lo que ocurre en otros muchos temas de la Historia, tenemos una fecha concreta para su principio. Esa fecha es 1255, el año de la fundación de dicha ciudad por Alfonso X, bajo el nombre de Villa Real. Esto lo señala la Carta Puebla recogida en el Archivo del Ayuntamiento de Ciudad Real: «XX días andados del mes de Febrero en era de mil é doscientos é noventa é tres annos en el anno». A la fecha dada hay que restarle 38 años por estar expresada en era hispánica, lo que nos da 1255. Pero la historia de Ciudad Real, como se aprecia en la misma Carta Puebla, está ligada a la de Alarcos, pues Alfonso X decide construir una nueva ciudad ante la imposibilidad de repoblar el cerro. Pero la nueva ciudad no se va a fundar en un sitio despoblado, sino sobre una aldea de Alarcos: Pozuelo de Don Gil (<<mandela poblar en aquel lugar que dicen el Pozuelo de D. Gil»). De esa aldea son pocos los testimonios que nos quedan.
              Delgado Merchán nos señala que existía por lo menos desde 1242, cuando se documenta que en esa aldea se produjeron las vistas entre Fernando III y su madre Berenguela. También nos señala que existía desde hacía tiempo una emigración desde Alarcos a esa aldea y de la existencia de Don Gil como un «rico homne» de Castilla. La existencia de Pozuelo de Don Gil está confirmada por los documentos fundacionales de Villa Real, pero ¿dónde situar esta aldea? La tradición ha señalado como centro de dicha aldea la actual Plaza del Pilar, pero Villegas señala que ese no sería el centro, sino más al Oeste, alrededor de la iglesia de Santa María, actual catedral y posible antiguo centro de la aldea primitiva. Ocuparía las zonas de las calles Real, Reyes, Caballeros, Infantes… Además Hervás y Buendía nos aporta el dato de que la plaza del Pilar no existía hasta 1505, cuando el concejo compró unas casas con sus solares para formar dicha plaza.  Parece que no había en ese lugar ningún elemento significativo, tan solo un pilón, que indicaba el centro del núcleo primitivo, porlo0 que es más probable que el Pozuelo de Don Gil se extendiera alrededor de la antigua iglesia de Santa María.
            
Como hemos señalado, la fundación de Villa Real en 1255 es uno de los hechos más destacados y estudiados. Son muchas las teorías que se barajaban sobre las razones por las que se erigió esta ciudad. La propia Carta Puebla nos señala como razón la imposibilidad de repoblar Alarcos (<<Después que fuy Rey fuy en Alarcos é vÍ el castiello é la villa é oviera voluntad de poblallo é facer hy gran villa é bona é porvé de facerlo por todas guisas é non pude e fallé que assí lo provaron los otros Reyes que fueron antes de mí é non pudieron», porque “ca era lugar muy doliente é por ningúnalgo nin por franquicia y fincar ca non hy podían vivir ca se pierden de muerte”, determinando “por bien pues que aquel logar (Alarcos) seermanabaque la tierra non se ermase e quis que oviera hy una gran villa é bona que corriesen todos por fuero eque fuesse cabeça de toda aquella tierra é mandela poblar en aquel lugar que dicen el Pozuelo de D. Gil, e pusele nombre Real; y yo,”Rey Alfonso otórgoles é doles para siempre jamás e a todos los moradores que fuesen en esta Villa-Real la sobre dicha é en todo su término que hayan el fuero de Cuenca en todas cosas»).
            Esta sería la causa última por la que se fundó Villa Real, pues parece que una obra de este calibre debe obedecer a razones más profundas, aunque sin olvidar esta.
         Villegas nos ofrece las cuatro teorías que se habían propuesto antes de la aportación de su tesis doctoral. La primera era la de bastión defensivo para proteger Toledo de los ataques musulmanes; la segunda, de mermar el poder de la Orden de Calatrava; la tercera, ser un islote de apoyo a las acciones contra Al-Ándalus; y la cuarta, repoblar el territorio. Villegas desmonta todas estas hipótesis señalando que no hay problemas a mediados del siglo XIII con los musulmanes para proteger Toledo, que la repoblación se solía encomendar a las Órdenes Militares, que las acciones contra AI-Ándalus no son tantas como para situar un islote como Villa Real, y que para mermar el poder de la Orden de Calatrava en la zona no es necesario construir una ciudad, hubiera bastado con las pequeñas aldeas que ya había.


             No obstante, los testimonios que tenemos de la muralla y de las puertas de acceso también contribuyen a eliminar algunas de estas hipótesis, pues se desecha por completo la función defensiva de Villa Real. Hay testimonios de que todavía a fines del siglo XIII se estaba trabajando en ella, lo que nos indica que la función defensiva no parece ser la más destacada. Además si fuese un recinto defensivo, no se hubiese elegido un lugar tan llano, donde las posibilidades de defensas naturales son escasas, ni un perímetro tan grande para el recinto defensivo, ya que para defenderlo se necesitaría una gran guarnición. La función defensiva de la muralla no es válida, por lo que las razones defensivo-militares para explicar la fundación de Villa Real no se pueden admitir.
Entre los motivos de qué llevan a la fundación de Villa Real, Villegas ve claro el matiz político-económico. Es un proyecto que ha diseñado Alfonso X meditándolo, no es un elemento más de la repoblación. Si hubiese sido solo eso, se hubiera limitado a cambiar el estatuto jurídico; pero lo que hace es reorganizar el territorio (muralla, trazado de calles, delimitación del alfoz...), e incluso cambiar elementos visibles y simbólicos, como son el nombre. La finalidad de Alfonso X es fundar una ciudad en el corazón de una zona controlada por las Órdenes Militares, pues no debernos olvidar que, aunque Calatrava es la predominante en la zona, la Orden de Santiago tiene fuerte presencia en la Mancha a principios del siglo XIII. Por tanto, el matiz político en la fundación de Villa Real es de enfrentamiento con la Orden de Calatrava: existía una enemistad entre esta y Alfonso X porque la labor conquistadora de este era escasa, lo que perjudicaba a una economía de frontera como era la de la Orden de Calatrava. Las relaciones con esta orden militar empeorarían tras la fundación de la ciudad. El matiz económico viene dado por la importancia de la zona donde se asentará la nueva ciudad como núcleo importante en el transporte de mercancías, es decir, como nudo comercial, algo que analizaremos en otros apartados. Sin embargo, sin olvidar la importancia del comercio, la vida económica de la ciudad tiene en la industria su máximo potencial, en especial la textil, es decir, en la nueva ciudad destacaba más la industria que el comercio. No debemos olvidar que bajo el reinado de Alfonso X se potencia la Mesta, institucionalizándola, por lo que es fácil ver la relación entre la potenciación de esta nueva institución y la industria textil, principal actividad económica en Ciudad Real a lo largo de la Edad Media.
Por último, también se debe relacionar la fundación de Villa Real con la realidad de la época. La fundación de Villa Real obedece a la tarea repobladora de Alfonso X, que no solo se basaba en colonizaciones, sino en perfeccionar y completar el doblamiento de tierras repobladas anteriormente, teniendo gran importancia dos elementos: reagrupamiento para crear una red urbana y la presencia del realengo en territorios de fuerte presencia señorial o de Órdenes Militares.
CUADERNOS DE ESTUDIOS MANCHEGOS, 37
PP. 47-73, 2012
ISSN: 0526-2623
CIUDAD REAL. NÚCLEO URBANO MEDIEVAL
ANTONIO TOMÁS ANAYA FERNÁNDEZ

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